jueves, 2 de mayo de 2024

ORNITOVIAJE: DE TÁNGER A MERZUGA (DESIERTO MARROQUÍ).

 Marruecos: de Tánger al Desierto 2024.

Algunos miembros del Grupo Local, tuvimos que posponer este viaje en marzo de 2020. Ahora y aprovechando la Semana Santa 2024, pudimos tomar rumbo a nuestro objetivo, visitar el país marroquí disfrutando de su gente, cultura, paisajes y sobre todo su biodiversidad.

Para alguno de los miembros de esta aventura, no era el primer contacto con Marruecos, por tanto, sabíamos qué podría depararnos nuestro camino, aunque íbamos a visitar nuevas zonas como el desierto.

Las fechas elegidas han sido del 22 al 30 de marzo de 2024, coincidiendo con la Semana Santa y donde teníamos más días de descanso. Nuestro desplazamiento por tierras africanas lo haríamos en una furgoneta T5 de nueve plazas, que llevaríamos desde España.

Como en otras crónicas vamos a dividir el viaje por días para que nos ayuden a entender la organización del mismo y el recorrido, posteriormente incluiremos algunas recomendaciones de cómo viajar a este país en cuanto a moneda, comida o alojamientos.

22 de marzo: Embarque en ferri y llegada a Tánger.

Las previsiones meteorológicas para estos días no eran las más favorables para poder cruzar el Estrecho de Gibraltar. Por logística y la experiencia de algunos miembros de nuestro grupo, decidimos sacar los billetes desde Tarifa a Tánger, de este modo evitábamos compartir embarque con una gran cantidad de camiones que parten desde España a territorio marroquí y que fundamentalmente se realiza desde el puerto de Algeciras, pero dado el temporal que se avecinaba, el puerto de Tarifa se cerró y el embarque hubo que hacerlo desde Algeciras hacia Tánger-Med. Este puerto marroquí dista 45 minutos de la ciudad de Tánger donde teníamos nuestro alojamiento para la primera noche. Sin mucho retraso embarcamos anocheciendo ya, puesto que ese viernes fue laborable para gran parte del grupo. Nos ubicamos en el ferri, tras el control de pasaportes en el interior de la embarcación, un poco de cena y a esperar una travesía movida por el fuerte viento. El atraque en Tánger-Med fue lento y más largo de lo normal dado el estado meteorológico. Tras nuestra salida del barco, control de pasaportes y vehículo, ponemos rumbo a Tánger.

23 de marzo: De Tánger a los bosques de cedros de Azrú.

Disfrutamos de nuestro primer copioso desayuno marroquí, a pesar del Ramadán, y salimos bien temprano hacia Azrú. Nuestro objetivo principal del día es realizar algunas paradas ornitológicas de camino a los impresionantes bosques del medio Atlas.

La primera parada la encontramos a escasos 40 minutos de Tánger, en concreto el Puente Tahaddart, sobre el río Mharhar. Desde aquí divisamos una enorme playa, la desembocadura de este río y unos esteros que nos permiten la observación de aves, como el zarapito real y trinador, águila calzada, milano negro, halcón peregrino, correlimos común, abejaruco europeo, entre otros.

Nuestro camino pasa por Arcila, que visitaremos en la última parte de nuestro viaje, desde donde tomamos la autopista dirección Azrú. Durante el trayecto nos llama la atención la cantidad de insectos que impactan contra el parabrisas de la furgoneta y que tenemos que limpiar en alguna de las paradas. Al medio día llegamos a Azrú y nos desplazamos al bosque de cedros de Gouraud, donde nos sorprenden los enormes portes de estos árboles, algunos ya muertos que dan un aspecto tenebroso al paisaje. También nos reciben rápidamente, en el mismo aparcamiento, los macacos de Berbería pidiendo y exigiendo comida a todos los que llegan. Realizamos un pequeño sendero pasando por varios puestos que venden souvenirs de fósiles, piedras, etc. En el paseo podemos contemplar aves forestales como el pinzón vulgar africano, herrerillo común africano, agateador común, reyezuelo listado, carbonero común, carbonero garrapinos o pico picapinos, además de un numeroso grupo de cuervos grandes. Antes de llegar a nuestro alojamiento aprovechamos la caída de la tarde para poder recorrer de manera tranquila un prado junto al bosque y observamos alondra totovía, alcaudón común, escribano soteño, petirrojo, chochín…

En Azrú nos alojamos en un pequeño Riad ubicado en la medina de la ciudad que, después de cenar, recorremos disfrutando de sus intrincadas callejuelas repletas de pequeñas tiendas y descubrimos con sorpresa el bullicio de los marroquíes en Ramadán, tras la caída del sol.


Zarapito real. 

Carbonero garrapinos, especie presente en el bosque de cedros. 




Macacos de Berbería


Los desayunos en Marruecos son espectaculares y muy variados. 


Mezquita de Azrú




Escribano soteño.

 
Águila calzada. 

24 de marzo: De Azrú al Hotel Yasmina (Desierto).

El recorrido previsto para este día era bastante largo, pero con las debidas paradas, se hizo todo mucho más llevadero.

Al recoger nuestro vehículo, una lluvia de barro ha dejado la furgoneta para darle un lavado. Limpiamos solo los cristales, pues sabemos que a lo largo del día y en esta primera parte del recorrido, la lluvia seguiría estando presente. Cruzamos el bosque de cedros y nos introducimos en el medio Atlas. El frío y la lluvia es la tónica general.

Llegamos a nuestro primer punto de observación del día: el lago Aguelmam Sidi Ali. Aquí, con mucho aire, disfrutamos de buenas avistamientos de gorrión chillón, collalba gris, collalba de Seebohm, tarro canelo y colirrojo diademado, al igual que una pareja de ratonero moro que andaban de disputa con un grupo de grajillas.

Reanudamos el recorrido y paramos para comprar comida y descansar. Vamos tomando nota de algunos puntos que nos pueden interesar visitar en nuestra vuelta. Llegamos al palmeral y por fin a Er-Rachidia. Nuestro camino en esta parte ya nos indica lo inhóspito del desierto de piedra y arena.

Una pista abandona la carretera R702 que conduce hasta Merzouga, y que nos lleva hasta el Hotel Yasmina donde pasaremos la primera noche en el desierto. Vemos la puesta de sol y la salida de la luna llena. El frío se va apoderando de la arena del desierto y tras la cena, nos vamos a dormir para madrugar y ver el amanecer.


Anochecer en el desierto. 




Amanecer en el desierto. 


Collalba de Seebohm


Colirrojo diademado. 


Collalba rubia. 

25 de marzo: Hacia el campamento en el Desierto.

A las 6 de la mañana la claridad es total. Los primeros rayos de sol salen y aprovechamos para visitar el puesto de anillamiento científico que Mar Illa, investigador catalán, realiza ya desde hace años en esta parte marroquí. En nuestro paseo mañanero nuestras observaciones deparan, como novedades, especies como la collalba yebélica, la collalba desértica o la curruca carrasqueña.

Tras el desayuno emprendemos la marcha hacia el Parque Igrane, un palmeral con acequias que atraen a muchas aves y donde es posible ver como es aprovechada el agua para mantener, entre palmeras, una gran cantidad de pequeños huertos. Cruzando el parque de oeste a este topamos con el desierto. Tórtola senegalesa, golondrinas dáuricas y comunes, collalbas yebélicas, de Seebohm y, sobre todos, un buen grupo de abejarucos persas nos dan la bienvenida.

Aprovechamos la cercanía de la tienda Depot Nomade, donde sus múltiples salas exponen, de manera “temática”, multitud de jarapas, alfombras, elementos antiguos, lámparas, bolsos, chilabas…

Antes de la actividad prevista para la tarde, y ya con la tormenta de arena en lo alto, decidimos visitar el Lago de Merzouga. Se encontraba completamente seco dada las pocas lluvias de los últimos años. Tan solo podemos ver el cadáver de un dromedario en un estado avanzado de descomposición y algunos cuervos desertícolas.

La tarde nos depararía un recorrido en 4x4 para llegar a uno de los campamentos habilitados para pasar la noche en el desierto. Una vez instalados en nuestras jaimas, decidimos pasear por los alrededores. La zona pedregosa junto con la presencia de algunas plantas y árboles, nos permiten observar turdoide rojizo y gorrión sahariano. Tras la cena y alrededor de un fuego de campamento, pudimos disfrutar del sonido de los tambores bereberes y del espléndido cielo estrellado. Tras lo cual nos fuimos a descansar.


Curruca carrasqueña


Collalba desértica


Abejaruco persa







Collalba yebélica

Cuervo desertícola.

 26 de marzo: del Desierto al oasis del Palmeral.

Una vez más madrugamos para disfrutar del amanecer en el desierto, que desplegó un maravilloso juego de luces en las dunas de arena que nos rodeaban. Mientras esperábamos la aparición del sol, escuchamos el canto de la alondra ibis y, en poco tiempo, localizamos un ejemplar que se empeñaba en marcar su territorio cantando sobre un pequeño montículo o arbusto, volar y tirarse en picado al suelo. Repite la maniobra varias veces para que pudiéramos recrearnos en su observación. También pudimos observar a una pareja de turdoides rojizos que estaban aportando presa a su nido situado entre las ramas de un intricado arbusto. Otras observaciones de interés en este paseo mañanero fueron la collalba de Seebohm y una hembra de colirrojo diademado, entre otras especies. Luego volvimos al campamento para desayunar, recoger nuestras mochilas y volver en 4x4 a recoger nuestra furgoneta.

Comienza nuestro recorrido de vuelta y realizamos una parada muy interesante para la observación de camachuelo trompetero y collalba rubia en el puente sobre la nacional N13 que cruza el río Ziz.

El viento se hace más y más fuerte al igual que la tormenta de arena que asola nuestro alojamiento Gite Zouala in Ziz Valley. Una antigua casa de campesinos y ganaderos hoy transformada en un magnífico lugar para el descanso. Buenas habitaciones, un amplio salón de reuniones y una exquisita cocina. Hami, su dueño, nos invita a dar una vuelta por el palmeral, pero el viento imposibilita realizar el recorrido, aprovechando entonces la tarde para descansar tomando té y charlando.


Alondra ibis. 


Turdoide rojizo. 


Aberajuco persa. 


Alcaudón común. 


Collalba yebélica


Camachuelo trompetero. 





Si viajas al sur de Marruecos, no debes perderte el oasis del palmeral. 

27 de marzo: Sendero por el oasis del Palmeral y la ciudad de Er-Rachidia.

Un nuevo desayuno hace las delicias de todo nuestro grupo. Nos preparamos y salimos por el palmeral, ahora sí, sin una pizca de viento para observar las aves que lo habitan. Tórtola europea, senegalesa y turca se dan cita aquí. También el escribano sahariano está muy presente, al igual que la collalba yebélica y el bulbul naranjero, junto con otras especies más comunes como jilgueros, verdecillos, verderones, ruiseñores comunes, currucas capirotadas... Paseamos también por la parte del pueblo de Zouala abandonada y sobre el alminar un macho de roquero solitario nos saluda.

Antes del mediodía decidimos desplazarnos al parque nacional AL HASSAN ADDAKHIL. Una enorme masa de agua por encima de Er-Rachidia nos deja la observación de águila pescadora, tarro canelo, somormujo lavanco, garza real, cormorán grande y flamenco rosa entre otras especies.

Después decidimos comer en la ciudad de Er-Rachidia y emplear la tarde paseando por el Souk Ihmar, uno de esos mercados con más de un millón de cosas para vender, especias, verduras, pan, aceitunas, bicicletas, relojes, ropa de imitación… Nos sorprende que en el interior de las tiendas los descarados escribanos saharianos están por todos lados, aprovechando todo lo que pueden.

Regresamos a nuestro alojamiento tras degustar un té marroquí en el mirador del cañón del Ziz, que siguiendo la nota común de estos últimos días nos recibe con calima y un fuerte viento que no nos deja disfrutar al máximo de la espectacular vista de este enclave.


Bulbul naranjero. 


Abejaruco persa


Escribano sahariano


Las duras C15 que siguen funcionando en Marruecos. 


Nuestro vehículo en el desierto pedregoso. 



Tórtola europea. 


Tórtola senegalesa. 

28 de marzo: Del Palmeral a Mequinez.

Otra nueva etapa de largo recorrido nos esperaba este día, para volver a atravesar el medio Atlas y llegar a la ciudad de Mequinez. El recorrido lo realizamos con paciencia y disfrutando mucho del paisaje, pues en nuestro paso con anterioridad por estas carreteras la calima era tal que nos impidió ver lo espléndido de la ruta. Realizamos varias paradas incluyendo la de probar los pinchitos de pollo y cordero con alguna ensalada.

La nieve nos sorprende y paramos cerca de Le sommet du mont Habri. Hace mucho viento y frío, pero disfrutamos de los pastores, sus perros y sus rebaños que inundan toda esta parte de Marruecos.

La llegada a la ciudad de Mequinez es a media tarde y nos dirigimos directamente a la medina de la ciudad donde nos alojamos. Nada más bajarnos del coche quedamos sorprendidos por la enorme colonia de vencejo real de la ciudad. Vencejos comunes y cernícalos primillas también están presentes y aprovechan la gran cantidad de mechinales de la restaurada muralla de la ciudad imperial.





Del desierto al medio Atlas, con mucho frío y nieve. 


Pardillo común. 


Vencejo real, un espectáculo verlo en medio de la ciudad de Mequinez. 


Culebrera europea. 


Paisaje agrario del medio Atlas. 

29 de marzo: De Mequinez a Arcila.

Una pareja de escribanos saharianos nos alegra el día en el interior del Riad donde nos alojamos, pues quieren aprovechar las miguitas del desayuno. Reponemos fuerzas y nos despedimos de Mequinez, para poner rumbo a nuestro siguiente punto de observación, cerca de Kenitra.

En el desplazamiento hasta la zona húmeda del Parque Nacional de Sidi-Boughaba, observamos unos enormes alcornocales que albergan cabañas ganaderas de vacuno y ovino. Recorremos el camino que nos lleva al punto de interés y ya podemos vislumbrar que tendremos nuevos avistamientos, como malvasía cabeciblanca, cerceta pardilla, focha moruna, pato colorado, zampullín chico, cigüeñuelas, urraca común (subespecie mauritanica) y águila calzada.

Abandonamos nuestra primera parada del día y nos desplazamos hacia Arcila. El grupo aquí se divide entre los que recorren su preciosa medina, así como las calles cercanas al puerto, y los que van a ver aves a una zona cercana y ya conocida por nosotros, en concreto el primero de los puntos de observación de la tarde es la Playa de Sauvage Tahadart. Un fuerte viento marino, hace que las aves se concentren en una zona más calmada y cercana a la que decidimos acercarnos. Sobre este punto flamenco rosa, gaviota sombría, de Adouin, tarro blanco, charrán patinegro, correlimos común y correlimos tridáctilo se dan cita. En concreto paramos en el camino que nos conduce al International Broadcasting Bureau Voice of America.

La tarde-noche termina con una espectacular tormenta que pone fin tanto al paseo de un grupo como a la observación de aves del otro, por lo que tras un breve descanso en el alojamiento decidimos ir a cenar.


Cerceta pardilla. 


Charran patinegro. 


Focha moruna. 


Otro de los placeres culinarios de Marruecos, los pinchitos de pollo y cordero. 



Murallas de Arcilla. 


Pato colorado. 


Tarro blanco. 

30 de marzo: Asila-Tánger y regreso a España.

La mañana se presenta muy desagradable con viento y agua. Ante las comunicaciones que tenemos con la península nos indican que el puerto de Tánger está cerrado, por tanto decidimos ponernos en ruta e ir directamente al puerto de Tánger-Med. Realizamos el cambio de billetes y esperamos al embarque.

Durante la travesía aprovechamos, como ya hemos realizado en otras ocasiones, para salir a cubierta y tratar de observar aves y mamíferos marinos. Disfrutamos de págalo grande, alcatraz común, pardela sp y paiño sp.

Ya en el puerto de Algeciras termina nuestro viaje de 8 días por tierras marroquíes.

Para finalizar os dejamos algunas recomendaciones para viajar a Marruecos:

-La moneda del país es el dírham (DH) y su cambio puede realizarse directamente al salir de las estaciones marítimas. En los núcleos urbanos también es posible realizarlo en los bancos existentes. Deberás realizar cambio de moneda, porque en pocos sitios (o casi ninguno de los visitados) aceptan el euro.

-El billete del barco lo tomamos con la compañía FRS, costando unos 100 euros/pasajero incluyendo la furgoneta. El total de los 8 billetes más la furgoneta, será de unos 820 euros.

-La seguridad en el país, dada nuestra experiencia, es más que satisfactoria. Ahora bien no hay que confiarse y estar bien atento a todo lo que nos rodea. Destacamos que no nos hayan parado en los numerosos controles que la policía realiza en las carreteras marroquíes. Al parecer a los turistas o vehículos con matrícula extranjera no se les suele parar.

-Regatea, no te conformes con el primero de los precios que te den en las tiendas donde compres. Ahora bien, ten en cuenta lo que negocias, a veces puede que estés negociando por ahorrarte un euro o menos. Otra cosa son los precios de cafés y restaurantes, donde el precio es el que viene en la carta y no es negociable.

-La comida es muy buena, no te quedes sin probarla. Evitamos en todo momento beber agua del grifo y lo hicimos comprando agua embotellada, pues aquí es donde pueden venir los problemas estomacales. Imposible viajar a Marruecos y no beber té moruno, nosotros lo degustamos prácticamente en cada una de las paradas o visitas que hicimos.

-Olvídate de los perjuicios con la gente marroquí, en líneas generales son muy cordiales y amables. Es cierto que en muchas ocasiones quieren ayudar al turista por recibir algunos DH como propina, pero que eso no te preocupe, si como propinas das 5 DH estás dando 50 céntimos de euro.

-La conducción en Marruecos es muy diferente a la española, al menos fuera de autopista. Las líneas continuas no se respetan siempre que exista visibilidad. Los marroquíes conducen de manera tranquila, aunque debes estar atento a los cruces e incorporaciones. Existen gran cantidad de controles de velocidad móviles y fijos, por lo que deberás respetar los límites establecidos.

Esta entrada ha sido realizada por Ignacio Molina, María del Carmen López, Emily Morandeira e Ivan Parrillo.