Nuestro trabajo con las cajas nido se inició, hace ya algunos
años, como actividad de educación ambiental, realizando talleres en distintos
momentos del año, como en el Día Mundial de las Aves, colaboraciones con
centros educativos, otras asociaciones medioambientales,….
El siguiente paso, cuando ya se dispuso de un cierto número
de cajas, fue su colocación en zonas de la periferia de la ciudad que
presentaban un claro déficit en el hábitat de nidificación para aves que
necesitan oquedades para anidar. Fundamentalmente parques periurbanos, cuya
gestión forestal, durante una serie de años, fomentó y facilitó la sustitución
de quercus por pinos, con lo que esto conlleva de negativo para las aves trogloditas.
A continuación seguimos los pasos normales de cualquier
proyecto de este tipo:
-
Geolocalización
y elaboración de mapas.
-
Seguimiento
durante la primavera.
-
Limpieza
y mantenimiento en otoño.
Es a raíz de este último paso que, aun sabiendo las similitudes
entre los nidos de páridos, fundamentalmente carboneros y herrerillos, nos
pareció apreciar que hay cierta diferencia en la composición y grado de uso de los diversos materiales que emplean en la construcción de sus nidos.
Es entonces cuando nos planteamos un nuevo aspecto en la
labor que estamos realizando con las cajas nido, y que se suma al de la educación ambiental y la conservacionista,
que es el estudio para tratar de establecer un patrón de nido para cada una de
las especies de páridos, fundamentalmente carbonero común, herrerillo común y herrerillo capuchino, que usan nuestras cajas, ya que a algunos miembros del
grupo, que participan en la limpieza de las cajas durante el otoño, nos pareció advertir ciertas
diferencias en la mayoría de ellos.
Nos surge, por tanto, la necesidad de tratar estadísticamente
los datos de los materiales que usan estas aves en la construcción de sus nidos
y en qué proporción los emplean. Para hacer esto hemos elaborado una tabla de
códigos, a semejanza de las que se usan en el anillamiento científico para
anotar el nivel de grasa, el músculo o la placa incubatriz. Y con ella lo que se
pretende es buscar un sistema que minimice el aspecto subjetivo en el análisis
de la proporción de materiales usados en los diferentes nidos. La valoración de
la presencia de los diferentes materiales nos la planteamos considerando los
volúmenes que ocupan frente al volumen total del nido, e intentando abstraerse
de otras consideraciones (color, situación en el nido,…).
Los códigos propuestos son cinco:
Tras varios ensayos, con algunos nidos que en años anteriores hemos retirado de las cajas durante la limpieza de estas en otoño, este año ha sido el primero que hemos aplicado nuestro método, recogiendo datos de campo con estos códigos.
Los resultados obtenidos en las pruebas han sido analizados
para ver el grado de repetibilidad de las codificaciones realizadas por los distintos evaluadores, obteniéndose valores de repetibilidad muy altos; es decir, un alto grado de coincidencia entre las valoraciones de un mismo nido realizadas por los distintos evaluadores, lo que nos indica que puede ser un sistema apropiado
para el estudio que nos planteamos.
No obstante, para tratar de reducir aún más la subjetividad durante
el estudio, cada nido del que se han tomado datos para nuestro estudio, se sigue valorando por varias personas (de cuatro a seis),
tomándose los datos más repetidos.
Otro aspecto que hemos considerado importante es acordar la
descripción de los materiales empleados para evitar que las personas que
valoran la composición de los nidos describan de manera diferente un mismo elemento observado.
Finalmente se llegó al acuerdo de fijar, en principio, diez materiales básicos, que son:
1.- Musgo.
2.- Material herbáceo (ya sea de gramíneas, leguminosas u
otras)
3.- Material leñoso (palitos, ramitas,…)
4.- Lana (natural o sintética).
5.- Pelo.
6.- Cortezas y afines.
7.- Plumas.
8.- Hojas.
9.- Material plástico.
10.- Papel.
Lógicamente, sobra decir que se están analizando, para la toma
de datos, sólo aquellos nidos que durante el seguimiento visual, que se lleva a cabo de la ocupación de los nidos durante la primavera, se haya
podido precisar con certeza la especie que lo ha construido. El objetivo
final será ver si cada especie, con sus variaciones individuales de
experiencia, habilidad,…, presenta un patrón diferente en cuanto a materiales
usados y la proporción en la que los emplea.
Por lo que respecta a los resultados que estamos obteniendo, aunque
todavía son escasos, sí están apuntando a que esas pequeñas diferencias entre especies, incluso las más afines, que
algunos creíamos ver, pueden realmente existir.
Creemos que la metodología que hemos establecido y estamos poniendo en práctica es igualmente válida para ser aplicada al análisis de nidos, de estas y otras especies, en otros lugares con hábitats diferentes, lo que sería muy interesante, ya que permitiría comparar los resultados obtenidos y comprobar si los patrones de cada especie se mantienen en zonas distintas.
A medida que tengamos más datos de nuestro estudio, como para sacar conclusiones y resultados más claros y definitivos, os iremos teniendo al corriente.
Creemos que la metodología que hemos establecido y estamos poniendo en práctica es igualmente válida para ser aplicada al análisis de nidos, de estas y otras especies, en otros lugares con hábitats diferentes, lo que sería muy interesante, ya que permitiría comparar los resultados obtenidos y comprobar si los patrones de cada especie se mantienen en zonas distintas.
A medida que tengamos más datos de nuestro estudio, como para sacar conclusiones y resultados más claros y definitivos, os iremos teniendo al corriente.
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